domingo, 11 de septiembre de 2011

LA MADRE


La madre no era azul


pero tenía

unas manos muy largas,

desbordantes. Y como

una sombra de árbol

por la piel,

que me acercaba

a los sonidos de la siesta


y al verano.

La madre conocía pocas palabras

y nunca se reía,

pero hablaba siempre

desde cerca.

Como el agua,

como solamente un río


puede hablamos.


Tenía un armario lleno


de recuerdos,


pero nunca los sacaba


porque eran solamente


cosas tristes.


Y la madre no lloraba.


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