Se dijeron las palabras aprendidas
en un blanco silenciode manzanos.
Se miraron con sorpresa
y no sabían
por qué estaban los cirios
tan cansados. Dijeron
nunca, nunca,y se llevaron una voz
en cada mano.
Salieron de los techos
porque el día no era suyo
y había que devolverlo.Se dijeron las palabras de otra vida
y no estaban las respuestas.
No había nada semejante
a una tristeza
o un desprecio.
Volvieron a mirarse las pisadas
y estaban los dos juntos,
olvidados.
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