domingo, 11 de septiembre de 2011

EL CAPATAZ


Lo miras y no es más


que un área fría


de huesos y silencio.


Lo llamas

y marcha con tu gesto

igual que un perro agradecido

de ser útil.

Tiene las manos detenidas

y toda la voz cubierta

de roturas,

porque sólo utiliza una palabra.

Solamente dice: < Ya veremos ... >.

Le preguntas

por dónde va el carbón

y se hace gesto

hasta el último lugar

de su mirada.

Tiene azules las manos,

pero dice que no es viejo,

conoce muchas cosas

y no le caben en la piel.


Por eso es lento.


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