Lo miras y no es más
que un área fría
de huesos y silencio.
Lo llamas
y marcha con tu gesto
igual que un perro agradecido
de ser útil.
Tiene las manos detenidas
y toda la voz cubierta
de roturas,
porque sólo utiliza una palabra.
Solamente dice: < Ya veremos ... >.
Le preguntas
por dónde va el carbón
y se hace gesto
hasta el último lugar
de su mirada.
Tiene azules las manos,
pero dice que no es viejo,
conoce muchas cosas
y no le caben en la piel.
Por eso es lento.
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