de papel
y los castaños.
Se han encendido las voces
y corren como música
los dedos.
Tenemos la certeza
de una ausencia,
sentimos el carbón
abandonado.
Pero hay muchas canciones
a la guardia del camino,
y no pensamos
en que un día pueda llevar
el nombre de mañana.
Se han puesto en pie las luces
de la fiesta
y se oyen pasos
en nosotros.
Se oyen pasos y tenemos
el temor amordazado.
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