domingo, 11 de septiembre de 2011

JOSE


Decía: .< Buenas noches >,

y se convertía en un deseo


cada sílaba.

Gritaba: < Vamos todos >,

y nos sentíamos apretados


con su prisa.


Sabía sonreír de tantos modos

que el rostro se alzaba

en mariposas

o en manos de saludo.

Si exclamaba: < Nadie- > o < Todos > ,

teníamos que mirarnos

para estar ciertos

de que nada

se había ido de nosotros.


Nunca aprendió a llorar


porque la muerte


vivía siempre junto a él


como un dolor

de cada día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario